miércoles, noviembre 08, 2006

Foto! foto!

No existe gran parafernalia para la fotografía, o en todo caso, no existe un gusto generalizado obsesivo por ella. Los aficionados encuentran lentes, trípodes, flashes, sombrillas negras, fondos blancos, pedazos de metal por el estilo, a fin de mejorar la calidad del resultado, pero la fotografía es una de esas pocas cosas en que necesitas un algo que tratar de guardar en algo más fiable que la memoria, es decir, ir más allá que lo mental y, en fin, las ganas de hacer el famoso click con tu cámara. La foto se coloca en un marco para conservarse, o se photoshopea para...retocar.

Tengo la suerte de poder contar a las próximas generaciones cómo en mi época abundaban centros de revelado que te hacían las fotos en 1 hora y al mismo tiempo, se creaban millones de photoblogs, Flickr , Photobucket, y demás alojamientos en un disco duro o internet. He visto cámaras antiquísimas funcionando y haciendo del evento algo ritual-toda la familia sentada, bien vestida y con caras graves o alegres en el mejor caso- y he visto la fiebre de tener una (pequeña) cámara digital y retratarse y retratar a los tuyos, o simplemente a algo, todas las veces que la memoria de la cámara y tu voluntad lo deseen, casi compulsivamente. Por alguna extraña razón creo que las cámaras digitales han cambiado un poco el concepto de fotografía, pero el sólo evento, me intriga.

Antes que nada,no soy aficionada a la fotografía, no he comprado en mi vida un lente, un trípode, una album de fotos, un marco. En el mejor caso me los han regalado o alguien los ha comprado por mí. Apenas tengo una cámara digital, a la que le tengo cariño por haberme acompañado cuando he viajado. Me gusta la idea de no esperar para ver la foto y que estas no tengan peligro de perderse más allá de mi disco duro. Les tengo también simpatía a las cámaras viejas, esas en las que el ojo tenía que ver por una ranura, tenías que acercarte a la cámara para usarla, el flash era un tanto más tosco, tenías que ir a revelar las fotos.

Tampoco quiero hacer una reseña sobre algo que en absoluto manejo. Mi intriga es sobre cómo este aparatito digital ha cambiado, a mi parecer, la manera de tomar fotos. Me pongo pesada: esto me interesa pues he viajado, cuando era chica me tomaban muchas fotos, y, creo lo más importante, he sentido cierta incomodidad en muchos clicks,y (esta vez) no me voy a explayar demasiado en esto último, pues no es claro ni para mí. En fin, luego de tanto devaneo, al grano.


Rolliza.
Cuando iba a una tienda a comprar rollos, hace mucho tiempo, de 110, luego los que hasta hoy (sobre)viven, generalmente estaban en oferta 3x4, 3x2. Tomar una foto era ir a sacar la cámara, o saber de antemano que la traías y luego 'tomar posiciones' (sonreir en el mejor de los casos, posar en el peor) y luego del click tener la esperanza, si la cámara no era de tu familia, de algún día ver la foto, si la ocasión era memorable. En el caso que tu papá o mamá fueran los dueños, cuando el rollo se acabara (36 ó 24 ó 12 fotos por rollo si mal no recuerdo) y fueran a revelarlo tendrías tu foto; luego esta iría a un album o si estaba muy buena, a un portarretratos. Lo más importante era el objeto, la foto era un pedazo de papel especial que ¡ay de ti! si tocabas en su superficie, dejando tus <> (en las fotos a color), o sencillamente veías en un album.

Otra cosa bastante común era ampliar una foto de cada hijo en la familia, hacer una ampliación y ponerla en un lugar visible de la casa. La foto, en la mayoría de casos, sigue ahí, recordando la infancia del retratado cada vez que este se topa con ella. Frases como "que lindo/a eras de chiquito/a" no dejarán de recordarte que, (maldita sea, no podía recordarlo entonces!) eramos llamados lindos incondicionalmente (excepto, siempre, por chiquitos como nosotros).

Los albumes de fotos. Algunos para diez mil, otros para veinte. Algunos con portadas sobrias, otros reservados para ocasiones especiales-tipo bautizo, cumpleaños, primera comunión,graduación- , otros con portadas con gringas, parejas, paisajes o niños con expresiones tiernas. Ni qué decir de las fotos que a veces vienen con el marco. Organizarlo, colocar una secuencia inteligible, conservarlo en un lugar fresco, verlo, verlo?


Bienvenidos al Digimundo

Fue cuando se oyeron voces que clamaban "Bienvenidos al Digimundo" cuando aparecieron, como gran cosa, las cámaras digitales. Por entonces nadie excepto los aficionados y los inventores de ellas sabían de zoom digital y zoom óptico, megapíxeles, memory cards, inches de la pantalla LCD. Recuerdo en una reunión alguien trajo como gran cosa una y ver la foto a los pocos segundos de haber hecho el click era todo un fenómeno sobrenatural. Algunos usuarios o acostumbrados al rollo de película preguntaban la típica "¿y cómo revelas esas fotos?". La computadora, esta cosa frente a la que estoy sentada, era la respuesta, aunque también era cuerdo decir 'en la misma cámara'. Mi punto: la foto se hacía inmediata, cercana, el recuerdo de hace un instante o un corto tiempo atrás, pero no era un cuadrado de papel, era una imágen en una pantalla, algo más lejano, si se quiere.(Puedo decir que estoy aware of los servicios de revelado de cámaras digitales, pero para mis propósitos [tengo algún propósito?] no viene al caso.)

Que alguien tuviera una cámara digital se convirtió en un símbolo de diversión con el aparato, es decir, tomarse fotos y ver cómo ha salido, incontables veces. Mandar por email, y luego por messenger la foto poco a poco se hizo más común.
Luego lo sería subirlas a internet. Con el tiempo no sólo el software sino, como era de esperarse, las posibilidades de la cámara fueron disparándose,no así como sus precios para las necesidades comunes y silvestres. Pronto casi todos poseían sus cámaras digitales, unas más simpáticas, unas más interesantes, unas más ergonómicas, unas más difíciles de usar, unas sin pantalla incluso, del tamaño de un llavero. Como siempre me ha interesado cualquier objeto tecnológico, tenía la virtud (?) de poder manejar casi todas las que me pedían usar. Luego de que mucha gente ya las tuviera compré la mía, que llegué a adorar cuando estuve en un viaje largo. Desde el principio me gustó eso de ver la foto apenas haber hecho click, no tener que ir a revelarlas, y, esto lo advertí ese viaje, no tener el miedo de arrepentirte al darte cuenta que no salió bien la foto en ese sitio.

Cuando el uso de la cámara digital ya era generalizado y lo raro era tener una cámara con rollo me percaté del afán de siempre que se pudiera o se disfrutara el momento, no importa el lugar donde uno estuviera, estaría el impulso de tomar la foto, y esto era más frecuente con la digital. Digo ello porque también en la televisión se podía ver a gente que en cualquier evento especial sacara su cámara con pantallita para tomarle al artista del concierto, etc. Antes existían estas cámaras para llevar a todo lado, ligeras, no muy comunes pero sencillamente no era tan común ni repetitivo tomar foto tras foto en cualquier evento. Era la inmediatez todo? Era ir a revelar las fotos una excusa suficiente como para tener menos ganas de tomarlas? Aún tengo mis dudas, pero creo que es bastante posible.

Aún así, es ese instante de desconectarte de la realidad para preparar la foto y luego hacerlo 'eterno' ahora más atractivo? Como dije, siempre sentí algo de incomodidad en que me tomaran una foto, sobretodo cuando el tomarla involucraba mucha gente viéndome como iba a salir. No me gusta que me tomen fotos. Me gusta hacer el click y ser quien haga posible la existencia de la foto, más que ser la que quede en ella hasta que sea borrada u olvidada. No me animo a hacer más juicios al respecto, pues no me gusta recomendar de algún modo mis costumbres.

En todo caso, "quedó pendiente" lo último , las cámaras del celular, que han modificado más todavía esto que trato de entender. Será para la próxima.