miércoles, enero 07, 2009

Fiestas de calendario

Papa Noel en la Playa

Hace muchísimo tiempo que no se me ocurre escribir. En parte-importante- por falta de tiempo: éste año -bueno, el que acaba de acabar- he estado más ocupada que nunca en mi vida. Esto por que se acabaron los dos cortos años de Letras y quedó y apareció Ciencias Sociales en la agenda. Las otras partes son más clichés aún: flojera, no tener sobre qué escribir, escribir4 líneas y no publicar, etc, etc, etc.

(Los párrafos que vengan -me imagino no serán muchos- solo pretenden que el título de la entrada tenga sentido)
Cuando no es que has acabado de dar una práctica, o que sencillamente hay tiempo para salir, y terminas saliendo a comprar trago y otras cosas, en algunos casos-escasos-con anticipación, no porque has visto el calendario, sino porque no hay lugar por el que pases que no haya puesto su guirnalda, su papa noel inflable, su arbolito de Navidad o Nacimiento. O peor aún, porque llegan demasiados catálogos con los mismos objetos tratando de venderte desde la cena navideña y chocolates en latas con motivo navideño hasta más electrodomésticos para tu casa, más adornos para tu sala, más luces para su fachada y más alfombras navideñas para tu baño.

24-25 de Diciembre son los días en rojo, para ya has roto/pasado casi todas las hojas de ese calendario en el que sólo hay dos meses y anuncian las fases de la luna o los santos del día, ese que te dieron con apuro en la víspera de la navidad pasada. Y luego llega el 31, no está rojo pero claramente señala que necesitas comprar algo para tener un nuevo calendario. O también, en las noticias de espectáculos promocionan calendarios de vedettes o bailarinas. En mi caso, señala el último día de tener 19 años. 19 años antes, cuando volaban torres de electricidad, le arruiné el tono de año nuevo a mi mamá. El rojo y verde (y blanco, por la 'nieve') se reemplazan (o se pone encima, por lo general) por amarillo, y verde y rojo para quienes esperan dinero y/o amor. Y por la noche, tu calendario (si no fue lo suficientemente previsor como para ponerte 'enero 2009') deja de ser útil, y hay fuegos artificiales o juegos pirotécnicos por todos lados.
Ahora que lo pienso, más me gusta la fecha de mi cumpleaños que mi cumpleaños en sí.

Perro en AQP
Conocí a éste perro ese día.


Ahora ya es Enero y a pesar de que han proliferado sitios a lo Facebook en los que puedes desear Feliz Navidad/Año Nuevo/Bajada de Reyes/Hanukah/Kwanzaa me he olvidado de decir a mucha gente Feliz Navidad/Año Nuevo/Año Nuevo Chino/Bajada de Reyes/Hanukah/Kwanzaa y, con bastante sientimiento de culpa, pensaba hacerlo por acá. Ahora que lo pienso, quizás sea la forma menos efectiva de llegar a todos, pero un mensaje vía Twitter o una actualización de Facebook pueden jugar a mi favor.

En cualquier caso, ahora que ya se ha acabado el frenesí del 2x1 y 50% de descuento, de la ropa interior amarilla, la vuelta a la manzana con la maleta, de la cábala que recién aprendiste este año y nunca supiste para qué michi era, de la -siempre genial- cena de Navidad (y ahora me permito añadir la de Año Nuevo a la lista), el pica pica y la piñata, y de los Papa Noeles en pleno verano, y de las grandes chupetas, espero que las fiestas hayan sido una bonita forma de acabar el '08 y recibir al número 9. Que les vaya excelente en todo lo que tengan preparado (y no tanto) .

Canciones random que tienen que ver con Año Nuevo -gracias a iTunes-:








sábado, marzo 01, 2008

'Espontaneidad'

Cada vez que algo me perturba mientras me siento frente a la computadora y pienso en hacerle click al Blogger para escribir al respecto. A decir verdad, ocurre con cierta frecuencia. Desde quemarme la lengua hasta algunos vientos que producen silbidos simpáticos por la tarde. No sé si acabo de inventar la sgte frase pero recuerdo que alguien recomendaba escribir cada vez que se pudiera. Los escritores han sacado varias frases al respecto, pero no me quedan ganas para buscarlas y copiarlas aquí.

El hecho es que hace buen tiempo no lo hago con un post grande, como solía. Podría culpar a mi parcial aislamiento voluntario, el hecho de no salir a la calle por mil razones que podría listar, pero tampoco creo que esa sea la causa principal. Como convenientemente me gusta terminar el cuento, me limito a decir que no encuentro una idea con la que obsesionarme y escribir un cuento menos que más extendido. Mi vida en el internet está tan activa como siempre: leo blogs, ahora me dedico a traducir/subtitular, veo más series, juego adefesios online. Hace unos días me hice socia de otro blog, con bastante negligencia ya que sabía de mi 'sequía de ideas'. Estoy contenta de que no tenga tema, francamente. Con el objetivo de no andar tan 'inconsciente' estos días he decidido postear algo corto cada día. No me preocupa olvidar ortografía (bastante practico en esto del subtitulado) ni la redacción, pero sí quedarme demasiado ida en el 'voyeurismo digital', o en la 'pasividad 2.0'.

Mientras, la naturaleza y la burocracia cósmica nunca pierden la imaginación, no pueden permitírselo:

sábado, febrero 23, 2008

Lluvia en verano/Tos en verano

¿Por qué esa obsesión de las farmacéuticas por ponerle sabor a fresa a sus brebajes?

Dado el color oscuro de las torres que veo desde mi casa, me he percatado que acaba de comenzar a "llover". Lo comprobé mirando el piso y luego me sobrevino un ataque de tos. A pesar de lo deprimente que podrían sonar los eventos, viéndolos como una contradicción de la temporada resultan algo de lo que no puedo quejarme. Ambos eventos me recuerdan que por delante hay un húmedo y nueblado invierno, sin atardeceres de colores sino con una variada gama de grises, panza de burro le dicen.

Tengo tos desde que llegué de Arequipa. Una lluvia de verdad y una dosis de aire acondicionado de avión sepultaron mis maltrechos pulmones. Como el inclemente verano hace imposible que me cuide de la garganta, y el resto del sistema respiratorio, una simple gripe degenera en ataques de tos que me dejan más ronca que Alejandra Guzmán. Una razón más para esperar el otoño con ansias.

Es divertido observar la cara estupefacta de las personas cuando comienzas a toser y ni tu misma sabes cuándo va a parar. Aparte del miedo al contagio, totalmente legítimo, hay algo en esas miradas de alivio por no ser ellos los del espectáculo. En realidad me alegro de que mi tos no sea tan grave como para impedirme presenciar el 'impacto' que mi (estacionalmente) inusual enfermedad. Será que en mi historial de enfermedades las que comprometen a los pulmones y sus componentes han sido las más comunes, ya que hasta los diez años sufrí de asma. Recién cuando me acerco a la veintena de años vividos me doy cuenta de que, en el fondo, me divierto siendo el espectáculo disponible en el que los otros se alegran de gozar de buena salud. Tengo la creencia de que cuando uno ve al otro deteriorado, el ''pobrecito'' sólo existe de boca para afuera. Recordando a Chuck diré: " Exhibicionismo no es la palabra adecuada, pero es la primera palabra que viene a la mente".


Eso es a lo que me refiero.

En fin, la lluvia es un asunto que moja a todos por igual. Es distinto al destino particular de cada aventado que sale a la calle bien vestido durante carnavales. En verano, la sorpresa no pasa a mayores precauciones que caminar con un poco de cautela para no resbalarse y sentir un poco lo refrescante de las diminutas gotas. Cuando la lluvia cae en la sierra (sólo puedo hablar de Arequipa, Cusco y Puno con experiencia) eres consciente de la necesidad que tal cantidad de agua haga que el paisaje por la carretera sea más verde y haga crecer todo lo que convenientemente metemos a las bolsas de supermercado.

Cuando llueve -como suelo decir- de verdad, a pesar de ser un evento bastante convencional la ciudad sí se transtorna. Tienes una excusa para entrar a algún lugar bajo techo, ya sea un lugar donde comer, una tienda de cualquier cosa, o una casa. La dupla lluvia más fuertes vientos hacen que la mayoría de ambulantes cierren sus negocios, que los afortunados que trajeron paraguas consigo luchen contra el viento que quiere robárselo literalmente. Otro detalle delicioso sobre la lluvia serrana es que puedes ver el cielo y predecirla, y, en mi caso, alegrarte por ello. Podría hablar más sobre las bondades del cielo serrano en general: siempre es grato, siempre puedes mirar arriba y mojarte la cara y todo lo que llevas puesto en segundos o ver el verdadero cielo azul, apenas cubierto por nubes. El costo de tanta maravilla: el soroche, quizás tema de algún post venidero.

CAMBIO DE TEMA- Sí, el blog ha cambiado de aspecto un poco. Espero que no sea una molestia para la lectura.

miércoles, febrero 06, 2008

Aeropuerto

Multitudes y maletas.

Divagación primera

Cuando leíamos en 'El mundo de Sofía' el par de páginas sobre los estoicos, en 5to de secundaria para el -apenas recordado- curso de filosofía, el profesor aludió al significado del adjetivo para explicar rápidamente el tema. Ya que en ese curso solía irme más mal que bien, poca o ninguna atención puse a esa clase, pero paré la oreja en la dichosa explicacion de los estoicos. Hoy, con EEGGLL encima, comprendo un poco mejor esos párrafos y no consigo ser indiferente al estoicismo: luego de ver una telenovela brasilera me parece algo una actitud de mártir, de santo viejo, de algo anacrónico, pero en otros momentos (en la dichosa clase de filosofía escolar) me suena a cómo usualmente conduzco mi vida, y hasta cierto punto me produce algo de orgullo.
[a él el libro le gustó más que a mí] [por cierto, estoicismo]

Qué pasó con el título

El paso por el aeropuerto capitalino es como la matrícula en la universidad: proceso metódico, primero ésto, luego aquello,luego paga, luego desvístete, luego espera, luego vuela. A veces lo metódico me aburre, pero cuando estoy con perspectivas tan buenas como el irme de Lima, lo acepto con gusto, casi como un ritual. Me fijo en cosas como el sobreprecio en el food court del aeropuerto, cuán cansados están los gordinflones de migraciones, en cómo las familias grandes despiden a sus miembros con cámara de video en mano, el aburrimiento de la policía encargada de desvestirte para buscar metal. Camino ridículamente feliz con el boarding pass en mano, agradezco cuando me dan el vuelto, miro las tablas de salida de aviones y me imagino en Bonaire y Mexico DF.
Algo así.

Cuando estaba en primaria y solía viajar con bastante frecuencia, cambié los deseos de ser astronauta por los de ser piloto de avión. Por la época en la que no había mangas y publicidad en ellas para entrar al avión, así que toda la subida por la escalera hasta la entrada del avión (cargando siempre una mochila llena de chucherías "indispensables") daba una mejor idea del tamaño de estos aparatos. Éste cambio probablemente se dio en un viaje largo en el que las muy amables aeromozas (creo que ahora les llaman tripulante o no sé que nombre menos relacionado con el servicio al pasajero, total ellos parece que abren las puertas del avión además de servirte jugo de naranja) me llevaron hasta la cabina del piloto (deduzco que eso es perfectamente imposible hoy). Era el paraíso de los botones, y presionarlos ha sido una obsesión que siempre he tenido. No podría decir que me contuve para machucarlos todo, disfrutaba sólo viendo toda esa cabina. Quién sabe a qué altura estábamos y hoy no podría recordar a dónde estabamos yendo.

Divagación segunda

Ahora que estamos en la era post-9/11, la tensión en la cara de los de inmigración ha pasado a los cuarenta mil policías que se encargan de desvestirte y buscar cualquier metal en el cuerpo. Luego fue ese ataque frustrado que paralizó Londres y el resto del hemisferio desarrollado del mundo, ya no puedes llevar ningún gel o medicina, no lo recuerdo. Recuerdo esta película, La terminal, por la que me hice muchas ilusiones y francamente me aburrió. Si continúo divagando, diría que el único encanto 'realista' en los aeropuertos es la idea de que en el futuro serás, prácticamente, teletransportado a otra ciudad. Nunca me asustó el hecho de volar, quizás me perturba un poco el aterrizaje pero últimamente ya no. Me molestan las indicaciones de seguridad dentro del avión, ya sean hechas por los tripulantes, que ponen cara de estar explicando las propiedades de la puya de raimondi a un montón de colegiales o la grabación digital.

Al final, sea cual sea tu destino, verás basureros, equipaje escandaloso como el tuyo, taxis y mendigos. A lo mejor todos hablen en otro idioma y, en el aeropuerto al que llegues, sólo les importe que no traigas limones, semillas y papas de tu país de origen. Que no hagas llegar la porquería que existe en tu país para aumentar la del país al que llegas. Tengo la sensación de que antes eramos personajes que lamentablemente había que tramitar y ahora somos todos extremistas, narcos y demás escoria en potencia a los que detectarán, piensan, a cualquier costo. Tengo la suerte, también, de no haber sido víctima de malos tratos, pero sí he sentido impotencia de ver cómo otras personas que han viajado conmigo no se quejan cuando los empleados son bastante descorteses, por decir lo mínimo.



Morrissey odia los aeropuertos.

Voyeur (?)

Creo haberlo mencionado, vivo en un noveno piso de un edificio de veinte. Hacia abajo hay espacios con los que, de no haberme mudado acá, hubiera deseado ver 'desde arriba'. Bancas de parque, calles estrechas poco transitadas, sombras encubridoras (cortesía de arboles viejos) y cruces que podría considerar de alto riesgo, más allá de su apariencia inofensiva, negocios concurridos.

A pesar de no ser la persona (de los que vivimos en mi casa) que más mira hacia abajo tengo suerte para escenas 'de interés'. Tengo suerte de no estar a tanta altura como para no distinguir
expresiones en la cara. Choques (y mentadas de madre posteriores), flirteos bajo la 'segura' sombra de un árbol o en una calle poco-o nada- transitada, personajes estrafalarios, ciclistas avezados y variadas interacciones de familias de tres (padre, madre, hijo/a pequeño), personajes hambientos.


Recuerdo un comentario que hicieron cuando recién me había mudado: ''Cuando quiera suicidarme, te voy a llamar''. Tras algunos años de vivir aquí, se me ocurre pensar en la portada de mi película bamba de 'El suicida'. Yo sé que estoy entrando en divagaciones pero, es distinto enfocar los ojos directamente al suelo que mirar el panorama sin inclinarse. Primer caso: observar un límite, segundo caso: observar el horizonte. He aqui una combinación peligrosa: mirar hacia abajo durante hora punta mientras anochece, levantar luego la cabeza para mirar al cielo, probablemente nublado, por un largo rato.

Lima la tóxica reboza de situaciones cotidianas. Brazos estrechados para coger micros, personas sentadas en bancas por periodos larguísimos, pregones de cobradores, desesperantes ruidos de motores en mal estado, compras de golosinas, mujeres en uniforme de minifalda siempre chequeadas. Yo me limito a ver con la 'tranquilidad' de que casi nadie mira hacia arriba y se da cuenta que estoy de voyeur confiada en mi suerte de encontrar una razón para seguir mirando hacia el tan conocido abajo. En ese sentido, vivan las vacaciones.


Just looking, Stereophonics

lunes, febrero 04, 2008

Estas 24 horas...

Anodino deseo del día: volver a...

Lima es una ciudad tóxica.

lunes, enero 28, 2008

Papa de sofá

Algo así [1]
A pesar de que no pretendo volver este lugar un blog sobre series, ya sean gringas o japonesas, es un buen momento para hablar sobre a qué me dedico este verano.

Cuando sólo veía animes, nunca logré amarrarme a una serie con actores. Podía ver Friends cuando esperaba al doctor, Married with Children por las mañanas cuando faltaba al colegio y alguna otra en ocasiones ver incluso un 'procedural' (series tipo CSI) , pero ninguno me dejó tan satisfecha como para buscar la guía de cable y buscar la programación. En el internet -y en mi disco duro- había animes, musica de animes, además de lo que puedo llamar 'merchandising gratis online' (scans de Artbooks, mangas, imágenes, screenshots, fanfics, y un largo etc). Fácilmente puedo titular estos tiempos con el nombre de una sola serie: Inuyasha. Este anime era a lo que dedicaba casi todo mi tiempo libre. Hasta que terminó la animación de la serie seguí la historia en el manga (que parece que va a durar más que EL COMERCIO) por un tiempo más. ¿Cómo se me pasó el fanatismo? Ni yo misma lo recuerdo, probablemente fue un viaje largo, no lo sé. Aún recuerdo toda la historia y personajes, pero, como esta de moda decir, estoy desactualizada completamente.

De viaje por el tiempo de las guerras civiles en Japón.

Regresando a los orígenes la afición por el anime nació con Evangelion, serie que hasta hoy considero una de las mejores cosas que he visto en mis -casi- dos décadas. Últimamente (y gracias a Hernan Casciari, entre varios otros) he tenido la suerte de ver series gringas e inglesas magníficas, que comparte mi podio privado de lo bueno de la tele. Evangelion lo tiene todo: una colección de personajes impecable, una historia que combina la clásica travesía del héroe -sólo que en este caso este es un personaje (odiado por muchos) tan inverosímil y real al mismo tiempo, fuera de serie- y un trasfondo que mezcla referencias cristianas -Ángeles, crucifixiones y el inevitable 'destino de la humanidad'- con mechas -o, en menos palabras, ciencia ficción con un toque de 'a dónde nos va a llevar el conocimiento'-. Los temas que salieron en el 95 en Evangelion son más vigentes (y explotados) que nunca. En mi caso, fue el primer 'contacto' que tuve Pudo haber salido un bodrio famoso tras esta mezcla peligrosa, pero el resultado fue inolvidable. Es el tipo de series que recuerdas, vuelves a ver, y te llena una y otra y otra vez de dilemas, de imágenes, hasta de temas para ensayos. Suficiente fue la serie al terminar de exhibir todas las contradicciones de un personaje animado y cerrar preguntando (irónicamente) '¿Qué es lo que realmente quiere?'. Le guardo una enorme -y a veces pienso un tanto ridícula cuando hablo de más en vez de sólo recomendar que la vean- gratitud y cariño.

[Opening subtitulado]





Una tarde por casualidad me enganché al piloto (s01e01 en jerga 'downloader') de House en el canal Universal. Ni yo sabía que era el primer capítulo
de la serie con actores reales que me llevaría a 'perfeccionar' mis hábitos de descarga (descargas directas, cambios de IPs, mejores clientes de Bittorrent, sincronización de subtítulos, reproductores de video más complejos , etc).
Esta es la serie que he visto con el mayor descuido cronológico -piloto, temporada 3, episodios en desorden en tv, temporada 1-. House es tan 'inagotable' como Evangelion, sólo que s
u protagonista no es un chico de 14 años en circunstancias especiales, sino un doctor misántropo, desenfadado y brillante en su profesión y en casi todo lo que hace. Mi héroe ha aumentado en edad y en ironía, ya no está en un futuro probable sino burlándose del calentamiento global y la acupuntura. POR FIN mañana aparecera un nuevo episodio tras el parón de antes de Navidad, y ello me llevó a pensar en el tiempo que he dedicado a lo que se produce para la tele. Y por qué, a pesar de que la programación nacional casi siempre merezca un funeral de ícono, se pueden dar las casualidades para que se haga una serie de calidad, más allá del efectismo y el entretenimiento fácil .

¿Qué me ha vuelto adicta a House? Este post explica un poco parte de la genialidad de esta serie. Mis razones me las salvo para otro día.



[1] http://vhm-alex.deviantart.com/art/Television-Rules-the-Nation-24650551