Tiene muy poco sentido decir que mirar desde algo -carro, micro, avión, camión- la carretera, los edificios, las personas apuradas y cansadas inspira a entrar en devaneos -la mayoría de veces de poco sentido-. Al regreso de mi viaje suelo convencerme de esta clase de ''verdades'' tipo causa-efecto. Sobretodo en este último que hice viajé sobre cuatro o más ruedas -o volé-con mucha frecuencia. Y de pronto la idea de estar quieta en un lado me incomoda, como el niñito que quiere recitar a voz en cuello su clase de Lenguaje en un bus o espacio cerrado, donde todos guardan un silencio incómodo, y su mamá lo calla para evitar la verguenza de ambos- y posiblemente, según ella, que los otros no se molesten-. Quiero ver pasar las cosas, creo que hasta ver videos es mejor que esperar sentada y quieta por algo. Lo raro es que no solía ser así. Y también existen niñitos que hasta que su ''encargado'' no se enoje no pararán de parlotear.
Niño parlanchín...
La verdad es que a mí también casi siempre me molestan estos niños dotados de potentes voces que perturban mis devaneos cuando los escucho por mucho rato y repiten de mil maneras una frase corta que escucharon de su profesora/tío/primito.
Al principio todos nos extrañamos un poco, luego nos hacemos los locos y esperamos que la madre/padre/abuelo le baje el volumen a su hijo, si no lo hace, una persona con poca paciencia volteará de nuevo. La madre -esta parte es puramente especulativa- , que también estuvo devaneando un rato mientras su hijo le hablaba, se da cuenta que la persona de poca paciencia no la mira con odio, quizás con una chispa de incomodidad nomás, pero igual experimenta ''vergüenza ajena''. Sí, tiene que respetar el deseo de sus acompañantes de que todos estemos tranquilos, como desconocidos que no tienen el más mínimo deseo de entablar contacto. Me pregunto si apreciamos realmente ese silencio del micro sólo cuando el niño parlanchín se calla. (Como suelo escapar de estas ideas...termino diciendo que depende del ánimo del momento.)
De cualquier manera, la mamá del niño que está en el bus, que debe estar un poco agobiada de cansancio/calor/preocupaciones varias me da la impresión que inmediatamente hace esta separación niño inocente-sería mejor ignorante- y lo calla. No la culpo, interrumpir devaneos es casi como interrumpir el sueño placentero con un despertador.
(Se me ocurre otro comercial...)
En fin.
Quizás la idea del niñito no fue tan buena. Pensandolo mejor, sólo era la frustración de que otro te mandara a callar, o el advertir la vergüenza era tan insoportable. De pequeña era muy callada, deduzco que las pocas ocasiones en que me bajaron el volumen sirvieron lo suficiente. Además si se ríen de que uses palabras ''complejas'' cuando no llegas ni a la década de existencia, no hay mucha iniciativa para incitar a ser el niño parlanchín.
Me desvié del tema como pocas veces. Prefiero detener el deveneo con la idea de que aparte de estar quieta, quiero sentir que todo se mueve-y sólo yo no-. Es una idea insoportablemente egocéntrica. Casi narcicista. De algún modo, me siento como un niño parlanchín que se contagió de la vergüenza de su madre y comenzó a segregar la propia. Supongo que pasa. Y supongo que alguna vez me cansará el de acá para allá.
martes, febrero 27, 2007
"Te he dicho que te calles"
Publicadas por M. a la/s 2:55 p. m.
Etiquetas: "Ramblings", Cualquier cosa
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Diseño por headsetoptions | A Blogger por Blog and Web
1 comentarios:
Jajaja ese propaganda es un mate de risa, la verdad me gusta mucho estar saltando por YouTube, solo para ver propagandas, muero de ganas por estudiar publicidad... En fin, interesante post, realmente, muy entretenido.
Publicar un comentario