sábado, setiembre 15, 2007

Esperando a 'domingo'

Como es costumbre, escogo un momento poco lúcido-en sentido práctico y 'creativo'- para volver a esto de escribir un blog. Mañana será domingo, algo así como el día en el que intentas poner en orden-y al día- todo lo ocurrido la semana que se acaba, y a ver si puedes prepararte para la siguiente. Mañana también son los EMMY (como fanática acérrima de House, espero que le vaya lo mejor que pueda, pues compite con Los Soprano ) , el día en que, quizás, vuelva a darle un vistazo a mi antigua casa, ahora alquilada, también puede que sea un día de delivery, de tener que soportar los programas de reportajes en la mañana si no puedo dormir lo suficiente.

Tengo tres exámenes la próxima semana. Los primeros del último ciclo en Letras. Dos de los cursos son requisitos para entrar a facultad. Después de tirar la toalla haciendo un resumen, acá estoy. Me siento irresponsable, pero creo que ya se ha hecho costumbre el sentirme así, y no me afecta mucho. Pienso en Victor, del libro de Chuck Palanihuk ( Asfixia ). Parafraseándolo, de forma poco elegante: "Hastío no es la palabra adecuada, pero es la primera palabra que viene en mente" .

Probablemente leer a Beckett (curso de Teatro) sea peligroso para los ánimos. Si alguien lo hubiera reconocido, cuando lo mencioné en mi clase de alemán, estaría recordando a esa persona hasta ahora. Hasta quizás hubiera sido una razón para que no dejara de estudiar alemán. Fue excesiva mi desfachatez de ponerlo en un acróstico para la clase de alemán, aunque pienso que mi vocabulario era el peor de la clase. Hubiera sido reconfortante pensar que Beckett escribía en francés con un propósito, el de no caer en adornos innecesarios, para acentuar el 'fin' de sus obras, detalle del que hoy me he percatado, leyendo una crítica para un examen. Decirlo en alemán me hubiera costado algunos ciclos más.


Film, una película de Beckett.





jueves, marzo 01, 2007

En la maletera del Pathfinder I

El título puede parecer metafórico, pero no lo es, ni tampoco pretendió serlo.

Mi familia nunca fue tan grande como para tener que acomodarme en algún lugar, muchas veces me las veía negras para meter libros en mi mochila, ropa en una maleta, pero casi nunca pensaba en acomodar a la gente para que entrara en algún espacio. En realidad eso sólo ocurría cuando teníamos que acomodarnos de huéspedes en alguna casa que sí estaba llena. En el carro, cuando salíamos de Lima, tenía siempre toda la parte de atrás para mí. Lástima que mientras mi longitud lo permitió no se me pasó por la cabeza echarme en toda la parte de atrás. Cuando veo camionetas con más de dos filas de asientos el primer uso que les encuentro es el de movilidad escolar. No recuerdo tampoco de pequeña pensar en tener una familia grande-jugar a la casita era casi interesante por la novedad de la cantidad de hijas-, nunca pedí hermanitos ni nada por el estilo.

Esta es una de las veces en las que recién considero la idea del auto-sardina. A pesar que mi posición no es necesariamente la de la sardina menos afortunada, la idea de acomodar personas me sigue siendo extraña. A diferencia de mis compañeras sardinas, soy parte de una afortunada minoría en esta lata que puede estirar las piernas y contar con un cojín real en la espalda. Y mi vista es la más privilegiada, aunque sea de noche y andemos a bastante velocidad en una carretera. Somos una lata de sardinas que está en un carrito de compras, a las 7pm, mientras un trabajador que acaba de marcar nos empuja presurosa hacia la caja rápida.

Me gustaría que el asiento de adelante fuera tan cómodo como este, que nisiquiera es asiento. Al otro día que me suba a la Pathfinder en vez de una pequeña niña y yo estarán gordas maletas. Ninguno de los contenidos de la maleta tiene que quejarse por golpearse en la cabeza a causa de baches o malas pistas. ¿Mencioné también que acá contamos con la ventana más grande de todo el carro? Mejor aún, mientras quien conduce se concentra en avanzar y llegar a algún lugar, nosotros nos quedamos con la mejor vista, la que sugiere de mejor forma dejar atrás algún otro. Hasta me gustaría sacarles pica a los conductores que veo desde acá. Soy una sardina-o un atún- bastante afortunada.

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Este post tiene la intención de continuar.

martes, febrero 27, 2007

"Te he dicho que te calles"

Tiene muy poco sentido decir que mirar desde algo -carro, micro, avión, camión- la carretera, los edificios, las personas apuradas y cansadas inspira a entrar en devaneos -la mayoría de veces de poco sentido-. Al regreso de mi viaje suelo convencerme de esta clase de ''verdades'' tipo causa-efecto. Sobretodo en este último que hice viajé sobre cuatro o más ruedas -o volé-con mucha frecuencia. Y de pronto la idea de estar quieta en un lado me incomoda, como el niñito que quiere recitar a voz en cuello su clase de Lenguaje en un bus o espacio cerrado, donde todos guardan un silencio incómodo, y su mamá lo calla para evitar la verguenza de ambos- y posiblemente, según ella, que los otros no se molesten-. Quiero ver pasar las cosas, creo que hasta ver videos es mejor que esperar sentada y quieta por algo. Lo raro es que no solía ser así. Y también existen niñitos que hasta que su ''encargado'' no se enoje no pararán de parlotear.

Niño parlanchín...

La verdad es que a mí también casi siempre me molestan estos niños dotados de potentes voces que perturban mis devaneos cuando los escucho por mucho rato y repiten de mil maneras una frase corta que escucharon de su profesora/tío/primito.

Al principio todos nos extrañamos un poco, luego nos hacemos los locos y esperamos que la madre/padre/abuelo le baje el volumen a su hijo, si no lo hace, una persona con poca paciencia volteará de nuevo. La madre -esta parte es puramente especulativa- , que también estuvo devaneando un rato mientras su hijo le hablaba, se da cuenta que la persona de poca paciencia no la mira con odio, quizás con una chispa de incomodidad nomás, pero igual experimenta
''vergüenza ajena''. Sí, tiene que respetar el deseo de sus acompañantes de que todos estemos tranquilos, como desconocidos que no tienen el más mínimo deseo de entablar contacto. Me pregunto si apreciamos realmente ese silencio del micro sólo cuando el niño parlanchín se calla. (Como suelo escapar de estas ideas...termino diciendo que depende del ánimo del momento.)

De cualquier manera, la mamá del niño que está en el bus, que debe estar un poco agobiada de cansancio/calor/preocupaciones varias me da la impresión que inmediatamente hace esta separación niño inocente-sería mejor ignorante- y lo calla. No la culpo, interrumpir devaneos es casi como interrumpir el sueño placentero con un despertador.

(Se me ocurre otro comercial...)




En fin.

Quizás la idea del niñito no fue tan buena. Pensandolo mejor, sólo era la frustración de que otro te mandara a callar, o el advertir la
vergüenza era tan insoportable. De pequeña era muy callada, deduzco que las pocas ocasiones en que me bajaron el volumen sirvieron lo suficiente. Además si se ríen de que uses palabras ''complejas'' cuando no llegas ni a la década de existencia, no hay mucha iniciativa para incitar a ser el niño parlanchín.

Me desvié del tema como pocas veces. Prefiero detener el deveneo con la idea de que
aparte de estar quieta, quiero sentir que todo se mueve-y sólo yo no-. Es una idea insoportablemente egocéntrica. Casi narcicista. De algún modo, me siento como un niño parlanchín que se contagió de la
vergüenza de su madre y comenzó a segregar la propia. Supongo que pasa. Y supongo que alguna vez me cansará el de acá para allá.


lunes, febrero 05, 2007

Vicisitudes en el micro II

Mismos personajes. Mismo sitio.

...

Yo: Hace más calor y estoy sudando como un ceeerdo. Ese comercial de Old Spice...cuando la chica vestida de negro y ropa pegada...




Cuando estás en un micro, y encima sudando, hay alguna posibilidad de verse bien? No, eso es publicidad, barata encima. Debería poder controlarlo. Si existen micros con asientos con el tapiz Louis Vuitton, - e incluso carros [ver link] entonces todo es posible. Si todo es posible, debería sentirme aliviada de algún modo. La señora de al lado está menos afectada que yo por esto. Verdad que estamos corriendo como si la pista detrás de nosotros estuviera por desaparecer o algo así. Estamos ganando en el correteo. El chofer de este micro se ve menos inofensivo que el rival, pero es mas avezado en correteos. Como calculé mal los minutos es conveniente, llegaré con suerte a tiempo si seguimos a esta velocidad. Soy la copiloto de Michael Schumacher por un momento...eso sólo lo sentimos los pasajeros en correteos. Sólo que sin el champagne, sin los aplausos, sin el equipo que cambia en segundos las ruedas, sin los millones por ganar la carrera.

Señora: Cómo corren los micros ahora(1).

Yo: Sí. Vaya, la señora no tiene 'issues' con el calor. Sus lentes naranjas deben ser milagrosos. También complicado el problema, así . Oralidad, no debería quejarme si no me entiende. Nisiquiera sé lo que quise decir con eso. Probablemente hubiese sido mejor cuando recibían sueldo fijo. Deícticos, eso es, si fuera chef sería mi especialidad. Coño, ahora la señora piensa que estaba apelando a nuestra diferencia de edad...aunque eso tendría muy poco sentido. Tampoco tengo cara de burlona, tampoco lo dije con sorna. Pero, coño, lo dije. Lo mejor sería que no me haya escuchado, o entendido.

Señora: Eso pues. Mira cómo nos ponen en peligro.

Yo: Mi consomé de deícticos ha funcionado. Prefiero creer eso. El tono de la señora es normal. Prefiero no voltear a verla. El micro por fin se llenó, ya van dos sujetos que se agarran de la barra. Bueno, no habrá casas lujosas y esposas modelos, pero unos soles más...por mi parte, el correteo me aseguró llegar a tiempo, si todo sale bien, como un inglés o suizo. Por qué me alegrará ser puntual? En todo caso...me alegra que mi tardanza al salir, por estos tipos apurados, sea reparada, tan bien reparada.

Señora: Algo deberían hacer, así como arreglan las pistas, mira que recién los han elegido, ya ves cómo nos tienen pues, no se hace nada.

Yo: Eso sonó triste. No pude evitar voltear a verla. No sé si será una frase de rutina o si no es tan expresiva como me lo esperaba. Pero cómo no parece desesperada por el calor! La que tiene problemas de edad parezco yo! Y que me hacia 'issues' con llegar a la hora. Será que a esa edad les preocupa (a la señoras del grupo de edad de mi vecina) vivir más, vivir seguras mientras yo me loqueo por la exactitud horaria. Bueno, sentirme copiloto de Schumacher o vecina de la señora esta.
Ya ha parado felizmente.

Señora: Sí pues, gracias a Dios.

Yo: Ese tono incita a dejar de hablarnos. Felizmente. Por qué sigo hablando? Bah. La señora dijo Dios porque estamos cerca de esa iglesia o será realmente católica?... Esa heladeria está casi vacía, es indignante: es barata y hace sabores extravagantes. De vuelta a un día normal en el micro, bueno ni tanto. De verdad que me gustaría creer que esos lentes de plástico naranja regulan el calor.

Cobrador: Ya lo pasamos.......Todo Arequipa, Larcomar, Barranco...sube chato. (El cobrador le da el mínimo sorbo a una Crush que debe estar caliente)

Yo: Ya falta poco. La señora está comenzando a cabecear. Caray, de todas maneras tendré que despertarla. Al menos no le caeré tan mal, espero. Da igual. En la siguiente baja.

Cobrador: Esquina?

Yo: Baja acá nomás. Debo mostrar el papelito este. Sí, baja.

Cobrador: Baja baja. Lleva.

....

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London Underground. Antítesis, pero igual hay vicisitudes.

(1): Sobre Transporte público en serio:

http://www.peruprom.com/general/transporte.html
http://www.perupolitico.com/?p=382
http://blog.pucp.edu.pe/index.php?blogid=398

domingo, febrero 04, 2007

Vicisitudes en el micro I

Heidelberg por la tarde. El antónimo de transporte público a mediodía.

Personajes: Señora de lentes naranjas
Cobrador
Yo
Otros habitantes del micro

Escenario: Asiento doble, segunda fila, casi al frente de la puerta del micro, que siempre anda abierta. Ventana suelta , abierta también.
El micro no tiene muchos stickers, solo el de la ruta. El cobrador tiene una Crush.
La calle es una avenida no muy complicada.

....(Advertencia: esta pieza contiene muchos 'monólogos interiores' y puede parecer/es pretencioso)

Yo: Ya que por fin se acerca el micro, desistiré en comprar algo para tomar. Qué calor que hace. Vaya, correteo de nuevo. La mala suerte de bajar a un pasajero una cuadra antes tiene como consecuencia que tu adversario gire temerariamente para recoger el trofeo de guerra. Quizás no de guerra. Igual, pasajero es pasajero en fin de semana. El que parezca joven puede ser el premio consolación del -ahora- micro adversario, esperaría que pagara medio, y ya no valgo tanto la pena.

Cobrador: Rápido, rápido

Yo: Bah, sentarme al lado de la ventana ya no puede adquirir ningún significado más allá de calmar el calor. Con suerte llegaré en 25 minutos. Vaya, quizás en 20 nomás. Parece ser el sitio ideal para correr. Quién sale los domingos en la mañana a otro sitio que no sea la playa. Había olvidado los correteos, había olvidado en tres semanas, pensando que los micros eran tan sólo 'los primeros que te apuran cuando todavía el acelerador-y-embrague es complicado' o 'los que mas miedo dan'. Coño, quiero manejar. Al menos los asientos estan separados razonablemente, pero...qué calor que hace!

Cobrador: Sube, sube, todo Garzón, Metro, Arequipa

Yo: Señoras. Señoras que inevitablemente se sientan adelante. A dónde irán un domingo a mediodía. OK OK, me hago a un lado. Querían sentarse juntas y yo les malogré la conversación, ahora van a dormir. Tendré que despertarla cuando trate de bajar. Mi ahora vecina lleva unos lentes de sol curiosos, son naranja, como para la playa. Fácil van a una casa donde sus parientes más jóvenes las esperan, deben ser primas o algo por el estilo.

Cobrador: Pasaje señorita (se oyen las monedas en el bolsillo del cobrador)

Yo: OK, una moneda de dos soles.

Cobrador: A dónde va?

Yo: Emm, a la Arequipa

Cobrador: Un ratito.

Yo: Las dos posibilidades del día, o me da un sol de vuelto, o me da ochenta céntimos. Me dió flojera sacar el carnet y todo. Es domingo, hace calor, ellos tienen más calor todavía. Nueve de diez que me da ochenta, está buscando monedas. La burocracia me la puso fácil.

Cobrador: Vuelto.

...
Contínuará (espero)

jueves, febrero 01, 2007

Me FANscina

Por encima de la categoría que pretendo llamar "me gusta" está el fanatismo, algo la mayoría de veces sano, llenador, entretenido.

Hay algo así como un límite, bastante difuso, entre estadíos, digamos:

-(estadío "me gusta") gustar de un anime y verlo por televisión, sin importar la frecuencia, no arrepentirse mucho por perderselo

y

- (estadío "fan confeso") buscar información de los capítulos posteriores, escribir sobre la serie, contarle a los conocidos -sin que se lo pidan- sobre lo que ha descubierto de los personajes, encontrar foros dónde compartir lo que se ha hallado, conseguir los episodios posteriores-o conseguir toda la serie-, buscar la música, indagar sobre los cantantes, y un largo etc.

A partir de que algo para 'matar el tiempo' se convierte en costumbre, y esta costumbre se renueva -y sigue siendo placentera- existe el potencial para llegar al fanatismo. De igual modo, el fan de algo puede dejar de serlo cuando la costumbre ya no se renueva y costumbre adquiere el significado aburrido. También puede ocurrir que el tiempo dedicado al fanatismo se vea reducido por otras obligaciones, pero en este caso puede ocurrir lo contrario.

Qué decir sobre cómo el internet ha hecho posible comunidades de fans de casi cualquier cosa. En mi propia experiencia, es la vía para que el fanatismo pueda expandirse, hacerse verdaderamente enriquecedor, hasta-cómo no- que pueda superarse a sí mismo y convertirse en una afición de algo más grande (digamos, un grupo de música se puede convertir en todo un género de artistas).

Dicho sea de paso, es curioso que fan también quiera decir ventilador-símbolo de control de temperatura corporal-. (volando) No creo que el fanatismo promueva la tranquilidad, pero su existencia tampoco incita la pasividad, ni el relajo. Asimismo, si me analizo por un momento, creo que una afición es una buena forma de encontrar qué hacer-sin pensarlo mucho-, de encontrar cómo pasar un buen rato. Si hago una analogía forzada, creo que el fanatismo controla el índice de aburrimiento.

Me confieso aficionada...

Actualmente mi principal afición es HOUSE, una magnífica serie médica, lo mejor que he visto en series americanas. Gasto mis vacaciones en ver las primeras 2 temporadas, en buscar los spoilers de la 3a, en leer foros sobre la serie -en inglés y español-, en bajarme tan pronto salga el nuevo episodio, en estar al tanto de los premios que ha ganado, en buscar los otros trabajos de los actores, ETC.

Por un largo tiempo fui asérrima seguidora del divertido, fantástico anime INUYASHA, de Rumiko Takahashi-aka Rumiko-sama- y estuve bastante metida en el anime-series japonesas-, como Prince of Tennis, Evangelion, Lain, un poco de Monster, Gankutsuou, Ayashi no Ceres, Rurouni Kenshin, y últimamente Suzumiya Haruhi no Yuutsu , que tiene una gran trama. Inuyasha, sin embargo, fue mi máxima afición, tanto así que por mi cumpleaños me regalaron un plushie-peluche- del hanyou-mitad hombre, mitad youkai-. El manga todavía sigue y trato de leerlo semanalmente.


lunes, enero 22, 2007

Apuntes veraniegos

Calor. Calor. Calor. Bendito sea el inventor del ventilador.

Unas pocas palabras producto del MSN:
si te calateas y abres la ventana, te da frio, si cierras la ventana, te comienzas a achicharrar, si te tratas de poner algo encima y seguir con la ventana abierta, te sofocas

si odias quemarte, entonces no sales. si no sales, no te bronceas. si no te bronceas, violas la ley organica del verano. si violas la ley organica del verano, eres el equivalente a un pavo congelado.


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Y es apenas Enero...

Si me viera obligada elegir a una suerte de embajador del verano, una imagen para promocionar esta época a los alienígenas, digamos, escogería la imagen de alguien que se aplica Caladryl o alguna crema luego de haberse quemado en un día de playa. Quizás con sandalias bastante usadas y los dedos del pie llenos de arena. De modo intermitente, el ardor de la espalda (digamos sólo la espalda) y el alivio de la crema. Si quiero una imagen más desagradable, algunos granos de arena que se quedaron en la espalda haciendo el tratamiento más incómodo. Si quiero dejar de mortificarme pienso en el rostro de alivio en el breve momento de alivio.

Es lo permanente, lo molesto, lo mortificante. Sí, es el dolor de la insolación una sensación bastante buena para describir el verano. Es el dilema del me arde, no me toques, ¿tienes crema para que pase un ratito?. En mejores palabras: es la sensación molesta, dolorosa incluso, que quieres que se vaya al instante, pero sabes muy bien que no se cura sino se alivia y pasa. A veces quieres olvidarlo, pero apenas tu ropa roza ligeramente el área tibia y roja vuelve la quemazón.


Al menos el verano no es tu culpa

Y sabes que fue por tu necedad/olvido/deseo de tener el color de piel de Beyonce que terminaste con la espalda intocable. Y sabes que es probable que te pase de nuevo al incurrir en prácticas solares. Y sabes que el tono de piel que usas en el invierno es inadmisible en el verano. Y sabes que eres más suertuda que el señor que te cobra el peaje, pero también lo envidias porque tiene un trabajo y no va a caer en el riesgo de quemarse. Y sabes que las carreteras te inspiran (cuando tu no eres quien maneja) y que al llegar al arenoso destino el fuerte aire que cae de la ventana de adelante no seguirá soplando tan fuerte.


lunes, enero 08, 2007

Vehículo de instrucción: tenga compasión


¡No más!

Manejar.

Aproximadamente en unos 50 minutos o un poco más tendré que ir a aprender a manejar. Es la primera vez que haré algo más que prender un carro. La primera clase será teórica: dónde voltear, qué significa que el policía mueva la mano, qué tan rápido se puede cruzar la Vía Expresa, la Arequipa y Canevaro. Espero no sea particularmente complicado o que requiera demasiada memoria, y, más que nada, que sea útil no sólo para intentar razonar con el tombo que me detenga (no es usual que cargue mucho sencillo conmigo) o para pasar el examen del brevete, sino para tener un soporte razonable bajo el cual no me sienta tan intimidada por Chamas y demás.

Jungla de asfalto: Jaguars y Escarabajos

Luego de 2 horas de teoría, mismo curso de letras, queda 1 hora y 45 min de práctica. Ahi si digo ay mamá .
En un año me he convencido más que nunca, como usuaria de transporte público, que:

a) el genio al que se le ocurrió la idea de mover brazos y piernas en un reducido espacio estaba muy preocupado por mejorar la coordinación motriz de la humanidad

b) estar dentro del aparato que manejas es la principal diferencia de este magnífico invento (a excepción de aviones, cohetes, mototaxis-y estos no tanto-)
En otras palabras el uso de la computadora, el celular, el televisor, la licuadora, el microondas y cualquier otro artilugio de la modernidad no involucra estar dentro de él. Cualquier escala de la evolución en el transporte posterior al caballo, por definición equivale a "domar" a los circuitos, válvulas, motores, bujías, válvulas de escape que han sido diseñados para moverte de donde estás sin caminar.

c) Si algo el aparato resulta disfuncional puedo apagarlo. Puedo resetear la computadora, puedo callar al celular, puedo bajar la temperatura de un horno, puedo desactivar una alarma, y mi cuerpo apenas habrá movido la mano. Pero en movimiento, lo que diré después, no existe nada, aparte del freno, que pueda asemejarse al botón cerrar, a desenchufar un artefacto. No se puede huir de una vía y abandonar, pues equivaldría a llamar a una grúa.

d) Si bien Internet se trata también de compartir un espacio, interactuar (lo que la ha hecho tan magnifica como es) y se parece en ello al fenómeno del transporte post-carreta con caballos pero en las calles la idea de cooperación es absolutamente distinta: uno descubre, recibe lo ajeno directamente, se alegra incluso por ello porque puede ser llenador, inspirador, puede despertar controversia, puede divertir, puede hacerte reir en soledad con la red mientras que en las calles (y sobretodo en Lima) la cooperación sirve para llegar más rápido, y a la mierda el tonto que se las de de colaborador. Por algo es jungla y sinceramente espero tener el temple para no terminar en el final de la cadena alimenticia.

e) Vivo en Lima, la capital del caos. O, mejor aún la capital de la prisa.